Canalización
de Kryon por Lee Carroll
Lisboa,
Portugal, 13 de septiembre de 2017
Lisboa - 1
Saludos, queridos, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
Quiero que sientan la energía en este salón. Dios es bueno. Dios es
benévolo. Dios es amor. Dios te conoce. Dios es bueno. Dios es benévolo. Dios
es amor. Dios te conoce.
Queridos, hay tanto para discutir aquí en este bello lugar con la
asistencia de almas antiguas. Pero la historia es hermosa. Hoy, más tarde les
hablaré de algunas cosas específicas, sobre lo que pasó en Fátima. Pero en este
momento quisiera hacer de esto una historia personal.
Estoy en Portugal. Hay ciertos lugares en este planeta conocidos por
su interés en la espiritualidad. La toman muy en serio y sus tradiciones son
fuertes. Este es uno de ellos. Es por
eso que nos sentamos en la silla y hablamos a ustedes, porque el alma antigua
en Portugal conoce esto, y ha visto mucho. Pero quiero hablarles de algo
personal. Quiero hacer que la historia cobre vida. Quiero hablar sobre la
niñita, Lucía.
Hablo en lenguaje común, no en lenguaje bíblico, sino en lenguaje
cotidiano, sobre una niñita llamada Lucía.
Lucía y dos de sus amigos tuvieron una experiencia asombrosa en 1917.
Ella vio un ángel. Los niños que estaban
con ella también lo vieron. Bellísimo. Ella no tuvo ningún miedo, ¡era
glorioso! Lucía sintió el amor del Dios dentro de ella y el Dios que ella
conocía. Tenía que ser el que ella conocía, que le enseñaron desde que había
nacido. Semejante energía maternal tenía que ser la Madre María. Para ella, se
volvió la Madre María, y también para muchos otros. Ella la vio. No solo la
vio; tuvo conversación con este bello ser angélico. Este ser llamado ángel
simplemente irradiaba amor, ¡tan hermoso!
La escritura no dice todo lo que se conversó, pero entre las cosas que
escuchó Lucía había profecía. Entonces vamos a detenernos
aquí mismo, detenemos el relato. ¿Por qué se elegiría a una niña para ver
esto? Les diré algo, queridos, sobre la
tradición. Les diré algo sobre la diferencia entre un niño y un adulto. Un niño
ve el amor tan rápido como el adulto, porque el amor es universal. Pero en
ocasiones, el adulto no habría llegado a ver el ángel, porque su educación lo
sesga, en cuanto a quién se le permite ver ángeles y a quién no. Si el ángel hubiera aparecido ante un adulto,
no importa cuán espiritual fuera, lo más probable es que el adulto no lo
hubiera visto jamás. Entonces, recae sobre el niño que no tiene prejuicios, que
es inocente del mundo, a quien todavía no lo educaron en cuanto a qué puede ver
y qué no.
Los amigos de Lucía también lo vieron. No hubo cuestiones. Quédense
por un momento pensando en esto. ¿Cómo se sentirían con esto, si ustedes
estuvieran en el lugar de Lucía? Ser elegido.
¡Pero Lucía no pensaba así!
Estaba feliz y complacida de poder hablar con un ángel. No había reglas.
Ella no sentía una falta de autoestima. No analizó la situación. Simplemente se
sentó a sentir el amor de esta bella, bella energía. La Madre María hablando a
la niña.
El ángel dijo a Lucía que volvería cada mes durante cierto tiempo y
que hablaría a Lucía y a los otros niños. Podía haber algunos milagros,
mensajes. Y volvería en un mes. Y luego el ángel desapareció. ¿Qué pensarías tú
en el lugar de Lucía? Fácil: "¡Apenas puedo esperar para volver dentro de
un mes! Estaré aquí con mis amigos. Esto es maravilloso". Pero si fueras
un adulto, y lo hubieras creído, inmediatamente te paras y lo analizas. "¿Sucedió? ¿Por qué a mí? No soy digno de esto.
Probablemente solo fue una visión o un sueño. Puede que vuelva o tal vez no
vuelvo." Pero la niña Lucia... Ella
conocía la verdad del amor. No tenía el intelecto para analizarlo, y ella
volvió. Y el ángel apareció otra vez (se
ríe) y habló a Lucía y sus amigos. Hubo un intercambio de amor, belleza,
energía milagrosa. ¿Realmente sucedió esto?
¡Oh, sí, oh, sí!
Escuchen, queridos: los ángeles se han aparecido a los seres humanos
durante eones, incluso antes de Moisés y la zarza ardiente, mucho antes de que
el ángel se apareciera a la Virgen Madre. Y aquí estaba otra vez una bella
forma angélica a quien Lucía llamó Madre María que se encontró con ella otra
vez más. Y preguntó: "Joven Lucía, ¿qué piensas?" "Oh, ¡esto es tan hermoso! Le contaré a
algunos al respecto, a algunos otros niños y algunos adultos, para que puedan
venir a ver." Un mes después, ella volvió.
Según cuenta la historia, el ángel dijo "Vendré cada mes.
Siéntate conmigo, Lucía. Escucha las profecías que te doy." Les han dicho
que hubo tres profecías, tres secretos. Hay una razón por la que algunas
fueron secretas, porque involucraban cosas que ni siquiera se habían
desarrollado todavía. Hablaré de eso después. Ahora nos concentraremos en
Lucía.
Lucía había cometido un error inocente; ella realmente no comprendía.
Ella iba a venir por cuarta vez y tenía que estar allí a tiempo, el 15 de
agosto. Pero ella cometió un error; les dijo a algunos adultos lo que estaba
haciendo. Algunos dicen que ella se equivocó y le contó a los mayores a su
alrededor. Según la historia, estos se lo contaron a algunas monjas, tal
vez. Pero, sea lo que sea que tú creas,
ellos retaron a Lucía. Le dijeron: "No puedes decir estas cosas, pequeña.
Eres una pequeña sin conocimiento, sin experiencia, sin educación; no
comprendes que los ángeles no hablan con niños. Hablan con los que llevan
túnicas, la gente con autoridad, con sabiduría, que sabe sobre los
ángeles." Y Lucía dijo: "Tengo
que estar allí." "Pequeña, no
puedes hacer eso, es una blasfemia. Te detendremos." Llamaré a esto una cárcel espiritual. Lucía
estaba en una cárcel espiritual (se ríe).
Encerrada. No pudo acudir ese 15 de agosto. Y pasó el tiempo.
"Joven Lucía, ¿cómo te sientes ahora? ¿Cómo te sientes ahora?" Lucía lloró: "Voy a perder la cita con
el grandioso ángel. La Madre María no me verá y no sabrá qué pensar. Pero
cuando salga voy a ir de todos modos."
Después de unos días la dejaron salir. "Lucía, no hagas estas
cosas. No le digas a otras personas que viste a la Madre María. Es tu
imaginación infantil; eso no sucedió; compórtate".
El 19 de agosto Lucía y sus dos amigos se escaparon de la casa para
ver si la Madre María iba a aparecer. ¡Y lo hizo! Aquí detenemos la historia.
¿Sabía el ángel lo que le estaba pasando a Lucía? Sí. ¿Le importaba al
ángel qué día era? No. ¿Al amor de Dios le importaba Lucía? ¡Sí! Y
apareció el 19 en lugar del día fijado. Y
esta relación amorosa continuó entre el amor de Dios y la niña llamada
Lucía. Dos veces más. Muchas personas. Pero de eso quiero hablar.
Queridos, ahora mismo hay un Cambio en este planeta que va a cambiar
los paradigmas espirituales, literalmente; pasando de una energía vieja en que
ustedes hacían ciertas cosas, hacia una nueva energía. En la vieja energía
tenían que tener cuidado porque había oscuridad todo alrededor. En la nueva
energía, donde ustedes se yerguen y celebran el amor de Dios en ustedes de
diferentes maneras, hay personas que les van a decir: "¡Tonterías! No hay cambio. No tienes autoridad para hacer
esto, hablar a Dios de este modo; retrocede a donde estabas." Te quieren
en tu propia cárcel espiritual, como a Lucía. Dirán que no eres digno, que
vuelvas a las costumbres anteriores, que te inclines un poco, que sufras un
poco, no eres digno para hacer lo que estás haciendo. Ellos no ven el sol
amaneciendo. Hay un nuevo amor de luz, como para Lucía, y como sucedió con
Lucía, Dios va a esperarte hasta que despiertes, no importa en qué fecha, no
importa cuánto tardes, en sentir la verdad y lo apropiado de poder ver el ángel
dentro de ti a tu manera. Podrás adoptar la inocencia de un niño y descartar
las tradiciones que dicen que no puedes hacer esto. El nuevo paradigma que
predijeron los antiguos, que les permite tratar a la luz de modo muy diferente.
Quiero que recuerden esta metáfora de la pequeña Lucía, porque el ángel esperó
a que ella saliera de su pequeña prisión espiritual y la vio otra vez y otra
vez.
Alma antigua, estás despertando a un nuevo tipo de energía, que
permite que te pongas de pie erguido y mires al ángel y digas: "¡Gracias
por venir! Sé quién eres." Y será
el Yo Superior en cada uno de ustedes, el que los ama, conectado con el
Espíritu; sin juzgar, sin enojos, sin reglas excepto una: el amor.
No les contaría estas cosas si no fueran así. Estoy aquí en esta
tierra para dar información grandiosa a un grupo de almas altamente
espirituales: se están liberando de una cárcel espiritual muy, muy vieja. Igual
que Lucía.
Y así es.
Kryon
Transcripción
y traducción: M. Cristina Cáffaro