Canalización de Kryon
por Lee Carroll
Regreso a Lemuria
Hawái, 20 de
diciembre de 2017
Parte
3 - El Círculo de Enseñanza
Saludos,
queridos, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
Deseo
dar un mensaje que nunca se dio antes; Atributos de los que nunca oyeron antes,
porque estoy en este lugar. Este es un mensaje específico que solo se puede dar
aquí, y es tiempo de darlo, porque hay quienes lo tomarán, lo entenderán, que
están escuchando y ni siquiera están en este salón. Es hermoso, porque habla de
la enseñanza de las madres pleyadianas. Específicamente, cómo se hacía, qué se
enseñaba, por qué se enseñaba, y quién aprendía. Yo no podría dar este mensaje
si no estuviera en este lugar, en la cumbre de esta montaña donde sucedió. No fue en la cumbre, fue en la costa, pero la
montaña es esta, y ustedes están aquí, y yo estoy aquí. Yo no podría dar este
mensaje si no estuviera rodeado ahora, de ambos lados, por maestras lemurianas
- y están aquí. Uso su akash, así como aquello que Kryon sabe, para traérselo a
ustedes de manera que lo puedan entender. Queridos, lo que presento en este
momento será estudiado como lo que es, y parte de esto es críptico; parte de
esto solo lo entenderán los maestros de los maestros de hoy. Parte de esto solo
será entendido por los físicos - créanlo o no.
¿Por
dónde empiezo? Esta montaña fue
utilizada como plataforma de lanzamiento akáshico para la verdad. ¿Cuáles
serían las primeras lecciones de una maestra de las estrellas para los seres
humanos, al llegar? Los que tenían los 23 cromosomas. ¿Cómo sería la
información? ¿Cuál sería la pureza, o la simplicidad de ella, para que
dondequiera encarnasen la próxima vez y la siguiente esto los siguiera en su
akash? Para que lo supieran, lo recordaran, y con libre albedrío usaran parte
de esto - o no. Con el intelecto y la cultura que tendrían, parte de esto sería
importante, una parte crecería, otra parte quedaría descartada. Eso es libre
albedrío. Pero yo voy a darles la cruda
verdad que se enseñó desde el mismo
comienzo, directamente desde los niños a los adultos, les diré qué era y por
qué.
Fue
distinto de lo que ustedes podrían imaginar. Había sabiduría de los de las
estrellas en todo lo que les voy a contar. Ustedes tal vez imaginan a seres
humanos reunidos así, en un lugar donde se sientan y observan a la maestra, y
no era así en absoluto.
Empezaba
tempranamente, y lo que se enseñaba era basado en la forma, y desde los niños a
los adultos la forma permanecía la misma. Era complejo, porque lo que estaba
dentro de la forma era luego evolucionado. Déjenme explicar. Primero, y muy
complejo, la forma. La rueda. Un círculo con rayos hacia el centro. Los rayos
hacia el centro eran cinco en número; cinco radios hacia el centro desde alrededor
de la rueda. Socio mío, ve despacio: te voy a dar estas cosas que nunca oíste
antes, y te daré visualizaciones que tú luego realzarás usando también el akash
de los dos que están sentados a tu lado, en cómo esto se veía, qué sucedía, y
cómo se sentía.
La
maestra, la maestra lemuriana que era pleyadiana, siempre una mujer, no estaba
en el centro; siempre caminaba alrededor del círculo cuando enseñaba, de modo
que nunca había un lugar exaltado. Comenzaba con los niños. Si fueron
lemurianos, y muchos de ustedes lo fueron, recibieron esto de niños.
El
círculo tenía un nombre, pero primero déjenme explicar por qué cinco. El nombre
y el número van juntos y no se trata de numerología. Esto es muy anterior a la
numerología, muy anterior. El ser humano vio las energías en los números y
desarrolló sistemas. Esto era crudo.
Había cinco. Cinco rayos hacia el centro. La rueda tenía un nombre: búsqueda de
equilibrio, era el nombre de la rueda. Y la llamaban rueda aunque en ese
momento la ponían en el suelo para estudiarla: un círculo en el suelo con cinco
rayos desde lo que lo rodeaba hacia el centro.
¿Por
qué cinco? Queridos, cinco no es lo que
ustedes esperan. Casi todo en la naturaleza se equilibra en pares; la energía
de tira-y-empuja de la galaxia, el yin y el yang, la luz y la oscuridad, las
leyes de la física, la fuerte y la débil, todo está en pares. Pero no en cinco.
Buscar
el equilibrio era el tema de esta rueda sagrada, y todos los rayos tenían sus
nombres, y se explicaban a los niños, a los adultos. ¿Por qué cinco? Y ahora
entramos en lo que los pleyadianos querían que la humanidad supiera y
entendiese desde el comienzo. Campos
magnéticos (se ríe). Esto no llevará
mucho tiempo, no se vayan si no les gusta la ciencia. Lo básico del magnetismo,
y la información más primordial, super simple, - físicos, perdónenme por esto -
super simple: un átomo que tiene demasiados electrones versus un átomo que no
tiene suficientes, crean una tracción en más y en menos al intentar conectarse
uno con otro para auto-equilibrarse. Eso es un campo magnético. Esto es la
bipolaridad del magnetismo, el más y el menos. Les hemos dicho, desde que
empezamos a hablarles de Física, que el magnetismo es una de las pocas cosas en
la Física estándar que pide ser cambiada. Y hay formas en que en la relación
entre estas partes, estos átomos con demasiados y estos otros átomos con
demasiado pocos, si pueden encontrar cómo manipular los muchos hacia los pocos
y los pocos hacia los muchos, cambian la relación entre las partes, manipulan
el equilibrio de la Física, y pueden hacer cualquier cosa.
Esta
rueda es cinco porque pide equilibrio, aún dentro de la forma de la enseñanza
de la rueda. Cinco; crea seis espacios. Cinco rayos crean seis espacios; aun
antes de la numerología, el seis era conocido; ese es un número equilibrado.
La
maestra, siempre la madre desde las estrellas, hermosa, encantadora de
contemplar porque siempre estaba en la benevolencia y la compasión; los niños
amaban a las madres. Los niños menores de 7 años tenían ruedas simuladas, nunca
podían jugar o aprender de una madre pleyadiana hasta los 7 años. Había una ceremonia entonces, cuando podían
empezar a sentarse alrededor de una rueda, como niños, con una madre
pleyadiana. A los niños se les enseñaba desde los 7 años hasta los 13. A los 13
años se hacía una separación por géneros, y a partir de los 13 años las ruedas
se enseñaban en forma separada a los hombres y a las mujeres. Trece años era la
edad promedio en que se presentaba la menstruación, las madres empezaban a ser
madres y eso cambiaba todo, porque entonces estaban disponibles para una
sacralidad que los hombres no necesariamente querían saber, porque entendían
las diferencias y el homenaje que se hacía entre hombres y mujeres en
Lemuria.
Había
una gran diferencia en las tareas. Lo que hacían era aquello que hacían bien.
No había separación de clases, la separación era según lo que hacían bien. No
se pedía a los hombres que tuvieran bebés; no se pedía a las mujeres que
pescaran. Déjenme contarles cómo funcionaba esto. Las mujeres se quedaban y
estudiaban, tenían hijos y les daban
educación, eran las más intuitivas para decirles a los hombres dónde pescar, qué hacer y cómo hacerlo. Los
hombres se sentaban y las escuchaban, ¡porque funcionaba! Las mujeres no hacían
ninguna parte de la tarea de pesca; eran buenas en lo que hacían, daban a luz,
enseñaban, aprendían, se convertían en chamanas y tenían la información
avanzada.
Quiero
darles otras informaciones sobre los hombres y las mujeres. A los hombres nunca
se les ocurría ir al mar con el problema de atrapar esos peces y dárselos a las
mujeres para cocinar; ¡eran sus pescados!
Hay
algunos chistes que contaban los hombres lemurianos respecto a las mujeres, y
otros que las mujeres contaban sobre los hombres. ¿Serán apropiados? Le
preguntaré a los ancestros que están representados a mi izquierda. ¿Puedo
contar estos? Los ancestros han dicho
que no. Yo soy Kryon, no dependo de los
ancestros (risas del público). Así son los chistes, son cortos.
Los
hombres se reúnen: "¡Nunca jamás le des un pescado a una mujer! Ella no
sabrá qué hacer con él, y terminará siendo bendecido y usado en una
ceremonia." (risas) Los hombres sabían eso. Las mujeres se
juntaban: "¡Nunca jamás le dejes saber a un hombre qué elementos se usan
en los círculos sagrados, porque tratarán de cocinarlos!" (risas). Así eran los chistes. Ahora
bien, por qué los ancestros no querían que yo contara nada, realmente no sé con
seguridad. Estaba dividido, era hermoso, y las tareas tenían sentido.
Volviendo
al círculo, a los niños, a la enseñanza. Crear equilibrio. La rueda tenía ese
nombre; cinco rayos; los niños se sentaban alrededor de la rueda. Al principio,
información básica; y eso voy a discutir con ustedes, porque eso ha cambiado.
¿Cómo se puede enseñar una rueda para una vida? Se lo mostraré, se lo contaré.
Entenderán la complejidad, pero empieza sumamente simple. Los niños se sientan
en círculo y la maestra pleyadiana camina alrededor de la rueda. Ahora bien,
esto es importante: no hay una posición de importancia. Entonces la maestra
está siempre moviéndose, de modo que los niños no linealicen el proceso, y eso
va para lo que se discute dentro de la rueda.
Las
madres de los niños siempre están presentes, siempre, desde los 7 años hasta
los 13. Y esto también tiene una razón: los niños no aprenden en un vacío, sino
que lo que se les da y se les muestra, pueden discutirlo inteligentemente con
las madres, porque están allí para el aprendizaje. Los padres, por supuesto,
están pescando.
Así
es como se hacía y, queridos, vean las razones para ello, porque las mujeres
tenían la intuición que necesitaban para los niños. Los hombres no estaban para
eso. Ellos tenían la intuición para construir las aldeas, para hacer lo
necesario para la supervivencia, para asegurar el cuidado de sus familias, para
ir a encontrar la fruta. Y las mujeres se quedaban y enseñaban, y aprendían.
Cinco
rayos, todos yendo hacia el centro. Ahora revelaremos algunas cosas sobre el
centro. Esto era la extensión de la enseñanza de todos los pleyadianos, una
rueda, puesta sobre el suelo, bastante grande, con niños así como adultos
sentados alrededor, y hay una conferencia. Todos los rayos iban al centro;
ahora bien, el centro no era pequeño, era más bien de gran tamaño; se lo llegó
a conocer como el gran centro. En medio de esto, el ser humano puede poner lo
que se le ocurra para representar la grandiosidad del centro. No se le pasaba por alto a ninguno que el sol
podría ser lo que podían imaginar allí, porque sabían la astronomía simple que
los pleyadianos les enseñaron, sobre la Tierra rotando alrededor creando las
estaciones y girando en el trayecto creando la noche y el día. Y desde el principio, hasta los niños
entendían el centro, que tal vez podía representar metafóricamente al sol.
Por
la noche, cuando se daban enseñanzas especiales, ponían llamas que les gustaban
allí, representando un sol, llama de aceite de pescado que se quemaba. Pronto
recibió un apodo: el Gran Sol Central. Y si ustedes han seguido mis enseñanzas
durante 28 años, ahora saben qué es. No es algo en su galaxia, no es algo en el
universo, no es algo alrededor de lo que rotan, es el centro de todo
aprendizaje, es el centro de toda verdad. Todos los rayos salen y vuelven a
esto, el Gran Sol Central.
Desde
el comienzo hemos usado la expresión y ustedes no sabían qué era. Ahora,
después de 2012, ¡pueden recordar qué es!
Y ustedes están implicados; los rayos tenían nombres, tenían enseñanzas,
les voy a dar cada uno. Los niños memorizaban los nombres, porque no tenían
sentido, como ustedes aprenden de memoria algunas cosas en la escuela que más
tarde tendrán sentido. Antes de entender realmente las tablas de multiplicar,
estaban memorizándolas; antes de entender la gramática estaban memorizando las
reglas. Los niños son buenos para esto; memorizan los cinco nombres de los
rayos, ¡porque los van a necesitar! Porque
siguen cambiando, no sus nombres sino lo que significan. Significan algo para
un niño de 7 años, y otra cosa para uno de 14 años, y ¡oh! mucho más para un
hombre de 30 y uno de 40 años.
Para
cuando ha terminado la enseñanza, esperas que la rueda ascienda. Está llena de
tan grandiosa verdad, a medida que los rayos empezaban a evolucionar desde sus
significados más sencillos y sus nombres.
De
manera elemental, cuando les doy los nombres, desde el mismo comienzo los niños
tienen idea de lo que significan los rayos, y todos están equivocados. Los
rayos en realidad tienen energía en ambas direcciones; desde el centro a la
circunferencia, desde la circunferencia al centro. Pero no es así como se los
ve al principio; son simplemente rayos - con nombres.
Déjenme
darles los nombres, pero primero les cuento cómo eran presentados cada vez que
se enseñaba, ya fuera a niños o adultos. Cuando la maestra pleyadiana empezaba,
decía: "Que empiece el juego de los números." Había un juego con números; no un
rompecabezas; un juego, y cada persona en la circunferencia de ese círculo
participaba en un juego de números que luego terminaba apropiadamente con un
cierto individuo. Ya se tratara de niños, jóvenes o adultos, el juego siempre
era el mismo. Donde el juego de números se detenía, el rayo más cercano a esa
persona, que no se hubiera estudiado ese día, se estudiaba y se identificaba.
En
la sabiduría de la maestra, esto significaba que no había una jerarquía de los
rayos (se ríe). No había ninguno con
que empezaran o terminaran; no había una lista; no había un "este es más
importante", ninguna jerarquía en absoluto. Aparentemente, el juego
entonces elegía cuál era el rayo que se estudiaba o identificaba. ¿Ven la
sabiduría en esto? Ninguna cosa era más
importante que otra, porque todas se centraban alrededor del círculo sin
comienzo ni fin.
Entonces
hagamos de cuenta que ya se han hecho los números, y vamos a identificar los
rayos -no en una jerarquía en absoluto. Les daré los nombres, les contaré qué
pensaban los niños que ellos significaban, y luego les diré lo que realmente
significaban. Y en eso podrán ver cómo podrían estudiar un rayo toda una vida y
nunca aprenderlos realmente. Nombres
sencillos, haré paráfrasis de los nombres, porque no se los daré en el idioma
de aquellos días. Les daré lo mejor que pueda en cuanto a lo que el lenguaje
significaba para los niños.
Y
aquí es donde comienzan. La primera vez que oían los nombres, rayo número uno
que se estudia, no el más importante ni el menos importante, simplemente el
primero elegido por el juego. Elegido por el juego. Se llama
"centro-regreso". (N.T center
return) Centro-regreso. Centro-regreso. Los niños lo entendían en seguida,
decían "Bueno, esta es nuestra madre pleyadiana de las estrellas. Tiene
que ser un lugar donde vamos cuando terminamos." Como ven, la idea de la
esencia del alma estaba allí mismo, con ellos. Y todos decían, "sí, cuando terminamos aquí regresamos
al centro, al Gran Sol Central de donde emanan todas las cosas." El centro, el hermoso centro. Centro-regreso.
Y lo memorizaban: centro-regreso.
Les
voy a dar los nombres de los rayos y luego vuelvo y les doy los significados,
los significados reales. El segundo rayo
que se estudiaba, "conducción-estrella"(N.T.star steering). Los niños estaban
muy entusiasmados con esto, porque sabían que los pleyadianos venían de las
estrellas, y que para llegar aquí conducían en su camino de algún modo, y
decían, "Este va a ser un rayo que eventualmente, eventualmente nos
enseñará cómo conducir entre las estrellas. Podremos hacer lo que hicieron las
madres, sí, conseguimos eso, conseguimos conducir en las estrellas."
Número
3: difícil, difícil, difícil. "Vida infantil". ¿Qué podía significar,
vida infantil? (N.T. child-life). Los
niños decían: "Este es el nombre del rayo dado hoy, cambiará mañana cuando
seamos mayores, este es para nosotros, que somos niños. Es la vida que tenemos
de niños, nos enseñarán cómo funciona, vida infantil".
Número
4: "humano-Dios". Humano-Dios;
memorizaban estos nombres, humano-Dios. "Esta fue la primera vez, dijeron,
tiene que haber un profeta, tiene que haber algo que sucederá, tiene que haber
un humano que se convertirá en Dios. Esto será para el futuro, no lo
entendemos, no entendemos el nombre, humano-Dios."
Número
5: Sencillo, pero no tan sencillo: se llamaba "el espejo". Cinco
rayos, nombres raros, memorizados por los niños.
Y
luego empezaba, lentamente, metódicamente, simplemente y con elegancia; las
madres empezaban a enseñar qué eran los rayos. Y para los niños, las ideas
infantiles eran realzadas lentamente, como para niños, y luego cada sesión y
cada año se volvían más difíciles. Los niños captaban recién al tercer año la
idea de que los rayos iban en ambas direcciones, del centro hacia afuera y de
afuera hacia el centro. Pero en lugar de darles todas las lecciones en todas
las permutaciones y penetraciones de las lecciones, déjenme darles la verdad,
la pureza, de los rayos, los cinco. Las cinco verdades básicas que estas madres
pleyadianas querían dar a los seres humanos y colocar en su akash, para que, cuando
se fueran de Lemuria, ellos supieran. Que supieran: centro-regreso (se ríe) eso es la reencarnación, toda
la idea de que ustedes van en ambos sentidos. Van y vuelven del Gran Sol
Central. ¿Estudiaron esto hoy? ¿Vieron la belleza, la elegancia, la
complejidad, el honor, el amor, que había en un sistema que les permite venir y
volver a lo que ustedes llaman el Centro, la Fuente Creadora?
Pronto
los niños que iban creciendo entendían que el Gran Sol Central, ese núcleo que
a veces tenían un fuego, a veces un trozo de comida, lo que fuera, era el Dios,
el Espíritu, donde estaba todo. Esto se convirtió en la Gran Fuente Creadora.
Es muy difícil hablarle a un niño de la Fuente Creadora, a menos que año tras
año se lo exponga a una enseñanza elegante y en capas de entendimiento. Eso era
el número uno, la belleza del regreso al centro y luego desde el centro hacia
afuera, y luego de regreso, la idea de que nunca, jamás, mueres.
Y
eso es lo que se enseñaba a los niños: la muerte es una transición; no se ha de
temer; porque tú, tu esencia, regresa. El cuerpo se desgasta; el alma no. Y eso
es el rayo número uno, hermoso. También es el rayo número cinco, y también el
número dos, y tres y cuatro, según el juego. Es el primero que estudiamos hoy,
la conducción por las estrellas, (se ríe),
ah, a ustedes les va a encantar esto (se
ríe). Así es como su vida puede ser conducida por las estrellas. Es astrología (se ríe). Conducción por las estrellas, desde el comienzo mismo. Ya
hemos explicado por qué la astrología funciona, no lo volveremos a explicar,
solo diré que funciona porque tiene que ver con la Física. No con lo esotérico;
con la Física. Tiene que ver con el campo magnético de su sol, y la gravedad, y
están relacionados. Tiene que ver con la impronta de su sol de las tracciones
gravitatorias de sus planetas, que los niños ven como estrellas, son
sencillamente luces en el cielo.
Y
ese patrón luego es impulsado a este planeta por el viento solar y aceptado por
su gravedad y su campo magnético. ¿Alguna vez han visto una aurora boreal? Son
las chispas del viento solar que su campo magnético combina y la información es
colocada en el planeta. Conducción por las
estrellas fue el nombre dado a la idea de que lo que ves en el cielo puede
afectar a quién eres y qué haces, dependiendo del momento del nacimiento y no
quiere decir que necesariamente sea lo mismo en el hemisferio norte que en el
sur. Podrían pasar la vida estudiando eso, ¿lo ven? Podrían estudiar lo que
llaman el alma humana reencarnada durante toda su vida, no se la llamaba
reencarnación; eso habla de una separación; encarnado, no encarnado, era algo
completo, un círculo de la vida, un círculo de belleza, un círculo de amor, era
sin muerte.
Dos
conceptos, hermosos, simples al principio, y complejos. El tercero que se
estudiaba y les mostraremos hoy: infantil. Oh, no entenderán esto, y algunos de
ustedes se rascarán la cabeza. Este es uno de los rayos básicos, es muy
importante, y aquí está, queridos. Cuanto más tiempo puedas mantener esa
actitud, la elegancia, el humor y la alegría del niño, más tiempo vivirás (se ríe). Vida infantil: no la pierdas.
Se enseña a los niños desde que nacen, lo que tienen ahora puede terminarse, si
no son cuidadosos. No pierdan esto, porque empezarán a morir tan pronto lo
pierdan. La enfermedad puede adherirse a ti, por el tiempo que la tengas, pero
mientras tengas la alegría, el entusiasmo del niñito que eres ahora, queridos,
se enseñaba, vivirás una vida muy larga. No lo dejes, recuerda, no importa qué
pase, que pena te aflija, no importa por qué tengas que atravesar como adulto
después, no pierdas esto, no lo olvides; la vida infantil. Afectará la longitud
de tu vida, y empezarás a morir tan pronto como se haya ido.
¿Cuán
importante crees que sea ese rayo? Habla de la salud del ser humano, habla de
eso que tienes que es un atributo de la naturaleza humana y le habla a la
biología. ¿Puedes imaginar cuánto tiempo podría estudiarse ese rayo? La mente
sobre la materia; ¿qué tal si la mente es lo más importante? ¡No pierdas a ese
niño interior! Eso es lo que dice la mamá pleyadiana; no lo olvides. ¡Es
primordial para la existencia!
Número
4: humano-Dios (se ríe - luego suspira).
Esta es la educación que dice que el Gran Sol Central, el núcleo, y el rayo,
está aliado con lo de afuera, va en ambos sentidos, ¡tú eres Dios, Dios es tú,
tú eres sagrado! Desde el comienzo, y en la elegancia de no comprender y
memorizar dos palabras, hasta las lecciones avanzadas de saber que eres parte
de ese núcleo, y es por eso que reencarnas, un núcleo empieza a relacionarse
con los otros, y ese es entonces el avance. Están los cinco, hay capas de los
cinco, hablan unos con otros, el cuatro habla con el uno y el dos habla con el
tres; esa es la elegancia, la complejidad, de la rueda de los cinco.
El
Dios en ti nunca se va, y se enseña al niño que hay una relación con el núcleo,
relación hermosa, y que aprenderá más sobre ella, pero ha de acostumbrarse a
ella; se les enseña: Yo soy el núcleo (se
ríe) que luego se convierte en Yo soy sagrado. Yo soy Dios. ¡Hermoso!
Número
5: el más misterioso, el espejo. Los
niños no entendían el espejo hasta que tenían más edad. Y decían, Sí, creemos
que sabemos; creemos saber; uno tiene que mirarse a sí mismo, adecuar sus
acciones, comportarse mejor con sus padres (se
ríe). Mirar el espejo; mirarse uno; ser reflexivo. Estaban equivocados.
Ahora les digo qué era el espejo, si puedo. El espejo... ¿cómo puedo decirles
esto? Llegas a verte a ti y a Dios juntos en el espejo, y no te ves a ti, lo
que ves es Dios, y no miras al espejo, miras a otro ser humano (se ríe) y el espejo está en el otro. Esa
es solo la primera capa del entrenamiento y la enseñanza. Buscar a Dios y
buscarte a ti en los otros. Una comunidad, donde hay una unicidad de todas las
cosas.
Luego
el espejo empieza a reflejar lo que es Gaia. La naturaleza empieza a reflejar
al humano y el humano la refleja, en la compasión, en los sistemas y cómo
funcionan. Podría decirse que el espejo es un estudio elevado. Tal vez lo es,
pero es igual a todos los otros. Hasta hoy en día el espejo se entiende mal. Es
la unicidad de todas las cosas juntas, es el estudio de todas, es el estudio de
una, es el derivado - ¿estás preparado? - es el derivado de Yo Soy el que Soy.
Esos
son los cinco. ¿Puedes ver por qué, en cierto punto, la enseñanza despegaría hacia lo que ustedes
llaman la Hermandad Femenina? Donde las mujeres tenían lo que iban a necesitar como
chamanas. Los hombres sabían lo suficiente para entender que había una
elegancia que no les enseñarían porque no estaban necesariamente equipados con
la intuición requerida, y todos ellos lo comprendían, todos.
Esta
es la historia, queridos, de la enseñanza inicial en esta montaña por parte de
quienes eran de las estrellas. Esto es lo que querían decir, esto es lo que
involucraba. Y continuó durante miles de años. Las verdades básicas, las
fundamentales, las crearían humanos que tendrían una oportunidad de saber y de
despertar algún día, para continuar el estudio de la rueda. ¡Bienvenidos a la
continuación de la rueda! Llámenla como quieran; todo lo que han visto y
aprendido hoy es parte de ella, ¡todo! Y seguirá siéndolo.
Quiero
que dediquen un momento a felicitarse a sí mismos, por atravesar un marco de
tiempo que muchos no atravesaron. Por el despertar de los nodos y las zonas
nulas, y el retorno de las madres pleyadianas. Por sentir cosas que no pensaban
que sentirían, por llevar a casa entendimientos que no creían que entenderían.
Hay
mucho por saber y por recordar, querido lemuriano. Eso es suficiente por ahora.
Y
así es.
Kryon
Transcripción
y traducción: M. Cristina Cáffaro