Canalización de Kryon
por Lee Carroll
ante la Hermandad
Femenina Lemuriana (47)
Toronto, Ontario,
Canadá, Febrero de 2018
Saludos,
queridas hermanas, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
De
modo que nos estamos encontrando otra vez. Y muchas de ustedes dirán "No
recuerdo que nos hayamos encontrado antes." Mi socio se aleja.
Esto
es, ¿no es verdad? el aspecto multidimensional de todo lo que ustedes enseñan,
que es: ¿nos conocemos entre nosotras?
¿Han escuchado a Kryon en el pasado? La respuesta probablemente es no, y
sin embargo tal vez reconozcan la energía. Me gustaría hablarles de maneras en que
no lo hemos hecho antes, solo por un momento.
La
canalización de hoy tuvo que ver con la evolución, y esa evolución era de la
consciencia. Una de las cosas que empiezan a despertar al involucrarte en quién
eres, es la recordación de tu akash. Y en el caso de las almas antiguas que
están en el género en que tú estás ahora, recuerdan cosas que tal vez otras no
recuerdan, y eso es la lemuriana dentro de ti.
Mele´ha hizo la pregunta: ¿Cuántas de ustedes, al oír la palabra
"Lemuria" sintieron que estaban conectadas con eso? ¿O que había algo
que querían saber? ¿O que resonaba en su
psiquis? Y están aquí sentadas debido a eso. Tal vez algunas no estén enteradas
de que eso es evolución. Porque las alarmas que saltan en su mente cuando
escuchan ciertas cosas, o incluso tal vez cuando ven ciertas cosas, empiezan a
disparar algo que no estaba allí unos pocos años atrás. Ustedes empiezan a
despertar; está teniendo lugar una evolución. Permítanme contarle sobre una de
las cosas que algunas de ustedes han sentido. Nunca hemos hablado de esto
antes.
Cuando
vieron los sistemas espirituales por primera vez, ¿a alguna de ustedes le
molestó que el liderazgo fuera de un varón? ¿Les molestó que los profetas
fueran varones? ¿Resonaron con ellos? Y algunas dirán, "Bueno,
eventualmente lo hice. Todo está bien." Pero honestamente, en la
recordación akáshica no es así como era, de ninguna manera. Eso explicaría por
qué suscita tanta atracción la Madre María en uno de los sistemas. No fue un
profeta; supuestamente solo fue la madre de un profeta, (se ríe)
y sin embargo, mucho más. Existe un sentimiento abrumador de quienes están
despertando y son de este género con respecto a algo que quiero presentar esta
noche, porque quiero que ustedes lo recuerden. Quiero que recuerden a una
pleyadiana.
Todas
y cada una de ustedes tiene un conocimiento directo o bien un conocimiento
descendiente de cómo es sentarse a los pies de alguien que vino de las
estrellas. Y en eso, ustedes están sentadas frente a la energía de cualquier
profeta del planeta. ¿Pueden visualizar por un momento, y finalmente relajarse,
en los brazos de una madre? Una madre antigua, ya sea la suya o la descendiente
de la suya. Está todavía en la semilla que ustedes son. Y si pueden imaginar
por un momento a esa madre de pie ante ustedes, la pleyadiana de las estrellas,
ella es la que les enseñó en su niñez. Porque esta es la madre que organizaba
el círculo de enseñanza, y que realmente realizaba la enseñanza. Los niños se
enamoraban, los adultos se enamoraban. Nunca se cuestionaba quién era ella.
Damas, este es su modelo; no un profeta que haya venido después. Quiero decir
eso sin ofender a nadie. Pero ustedes pueden relajarse en los brazos de este
paradigma. Esta es, estas son, las que les enseñaron, las que las nutrieron. A
quienes ustedes miraban y sabían que no eran de aquí. Hay algo en eso, y lo que
hay es un residual de aquello, que permanece. El alma misma que ustedes tienen,
anhela esto. Y finalmente empieza a permitirles verlo. Adentro. Sentirlo.
Ahora
bien, esto no es objeto de reverencia. Esto es para ser recordado. Porque la
madre pleyadiana era el ejemplo del ADN que ustedes llevan, adonde la Tierra
puede ir, pero el modelo es importante. Porque esto es lo que ustedes imitan,
queridas; no a los profetas del planeta. No algún recuerdo del alma, sino a una
madre pleyadiana.
Los
hombres no tienen esto; no lo tienen porque el sistema no fue organizado para
eso. Como ya hemos dicho antes tantas veces, el sistema fue organizado para las
mujeres, porque era la mujer la que estaba equipada para la compasión, para dar
a luz, para la creación, para la comprensión, para la sabiduría, para la
tolerancia. Era la mujer la que tenía que cuidar a los niños, que los educaba,
les enseñaba, los entendía, los toleraba, se quedaba sin dormir por su causa. Y
estos son los atributos que ustedes también necesitan para enseñar las cosas
espirituales del planea. Para ser tolerantes con quienes no comprenden. Para
ser compasivas. Para amar a quienes tienen el momento de "ajá".
Y
todo eso provino de la mirada que ahora tienen de la madre pleyadiana. Mele´ha
tuvo una madre pleyadiana, biológicamente, y vivió durante largo tiempo para
enseñar lo que ella había aprendido, con objeto de imitar lo que tenía. Hemos dicho esto antes, su sacrificio es
conocido, porque ella no podía hacerlo mientras estaba aliada - eso significa
casada. El matrimonio no tenía nada que ver con ello; era su alianza con la
maestra; ella tenía que estar sola para comenzar esto. No necesita estar sola
para continuarlo (se ríe).
Pero
queridos, se debe a que la energía femenina materna tenía que brillar desde
adentro por sí misma sin la ayuda de un hombre. Tenía que desarrollarse por sí misma
sin la ayuda de un hombre. Quiero que vean este modelo, porque es lo que
estamos enseñando esta noche. Está todo dentro de ustedes, sin la ayuda del
otro género. Todo está adentro, la recordación está allí. El modelo está allí y
la evolución de su akash lo va a traer a ustedes. Tal vez lo visualicen en un
sueño, y no será la visualización de un rostro; será el recuerdo y la
visualización de un paradigma, de una energía dentro de la cual se relajan y
dicen (suspira) "¡Ahh, esto es
bueno! Recuerdo esto." ¡Qué hermosa enseñanza llevarán consigo toda su
vida!
Esto
es el profeta original. El que recordarán para siempre, y desde el cual vuelven
a despertar ahora, y enseñarán a otros. Eso es la Hermandad Femenina.
Que
la canalización continúe.
Y
así es.
Kryon
Transcripción y traducción: M. Cristina Cáffaro